martes, 15 de julio de 2008

Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (2008)

Fiel a mi costumbre alatristesca, vi esta película puesto en lo peor, porque así si hay sorpresas, serán siempre buenas. Además, en temas de cine yo tengo por costumbre adicional intentar saber lo menos posible del argumento de una película antes de verla, y éste es uno de los casos en los que me he alegrado sobremanera de tal hábito. Entre ambas cosas me he llevado una doble alegría. Y además, así reivindica uno también la visión global de las cosas que tiene, confirmando que para algo sirve y que uno no es idiota. Hombre ya.

Cuando oí lo de un reino de una calavera de cristal y no sé qué, pensé que el artefacto que le iba a tocar a Indy buscar iba a cargarse la película, como ya había hecho con la segunda de la saga. 'El templo maldito' tiene muchas cosas muy recomendables, entre ellas su tono más oscuro (y aunque estemos en la India, hasta gótico), la secuencia de las vagonetas, el puente de cuerdas, el sorbete de sesos de mono, un Tapón que se come a los demás actores, y ese pedazo de rubia de Kate Capshaw. Pero ni me acuerdo de lo que buscaban. Y fuera lo que fuera, no tenía ni comparación con monumentos de lo mítico como el Arca de la Alianza o el Santo Grial. Así que me esperaba un nuevo totum revolutum de lugares comunes aztecas, olmecas, toltecas, incas ('a-bominamos de incautos e inca-paces'), y lo que se les ocurriera. Hasta Rodrigo Díaz de Carreras podía aparecer por ahí ('Quinienta misha hal norte...').

Pero no. En contra de muchas otras opiniones que he leído (spoilers se avecinan), el hecho de meter alienígenas como tema no es una herejía (¿qué era lo del Grial entonces, juas?) o una traición a los Principios Fundadores del Indianismo, sino una ocurerencia no sólo hábil, sino además adecuada a los tiempos que corren en el film. Son los 50, los nazis que perseguían al joven doctor Jones perdieron, pero han venido los soviéticos, hay guerra fría, hay pruebas atómicas, hay conspiraciones, hay espías que vinieron del frío, hay microfilms con documentos secretos y amenazadores coroneles del Ejército Rojo donde 'teniemos muchas manierras de hacierrle hablarr'. Y alienígenas. Y sobre todo, preguntas trascendentes. Si el Arca y el Grial nos hablan de cosas como si existe Dios, si habrá otra vida mejor, si existen la redención y la ley inmutable que cumpliéndola seremos todos felices, tocar el tema de los alienígenas nos recuerda las preguntas que todos nos hacemos sobre si estamos solos en este viaje por un universo que ya sabemos científicamente que es enorme y vacío. ¿Hay alguien más? ¿Si lo hay, nos pusieron ellos aquí? ¿Nos tienen controlados desde tiempo inmemorial? ¿Son grises, feúchos, cabezones y todos iguales o están como la Kim Basinger?

Bueno, esto último igual sólo se lo plantea mi mente enferma. Pero a lo que voy: que está muy bien pensado y no me parece una debilidad ni una ida de olla, sino al revés. Ahora, por otra parte, estamos hablando de Steven Spielberg y George Lucas, no de Carl Sagan e Isaac Asimov. Esto es entretenimiento, no ciencia o debate, y una buena idea para un guión de acción no tiene por qué salvar por sí sola a una película de este tipo. ¿Qué tal está todo lo demás? Pues se nota que han ido con la lista de la compra, para que no se les olvide nada. Persecuciones, bichos nuevos, bichos viejos, malos de uniforme con aciento extranjiero, selvas, peleas a puñetazos donde nadie se rompe nada, y, tras el éxito de la tercera entrega, enredo familiar. La vuelta de Marion, la chica de la primera, era una noticia agradable. Aunque las dos rubias que la siguieron estaban más buenas, la Marion era la caña. Pero lo del crío a mí por lo menos me hizo torcer el gesto. Sí, le sacan partido cómico haciendo que Indy se ponga en plan padre pelma como el que tenía él, pero cuando se supo que Mutt era hijo de ella, crucé los dedos esperando que no lo fuera también de él. Supongo que los guionistas no se pudieron resistir a la tentación. No sé si con eso esperan dar legitimidad a unas posibles continuaciones con Shia LaBeouf (que, por cierto, ya podría escribir bien su apellido francés), pero yo no le veo el empaque de Harrison Ford. Sería un Jones junior junior. De bolsillo, vamos.

En contra de muchos, tampoco me gustó el personaje de la rusa. Cate Blanchett hace lo que le mandan, pero el personaje es un villano de cartón piedra. O peor, de papel de cómic. Y ni siquiera de los mejores. Tan topicazo que la actriz ni es rusa, sino australiana. No sé si es que no querían hacerle sombra a Marion, pero seguro que quedaba mejor dibujado que actuado.

En lo visual, no le falta de nada. Quizá el problema esté ahí, de hecho. Explosiones nucleares dentro de una nevera. Tres cataratas seguidas. Esgrima entre coches y ramas. Parece el más difícil todavía. Es lo que se espera, desde luego. Pero faltan toques geniales del tipo de pegarle un tiro al tío del sable, y ya.

En fin, yo creo que hay que empeñarse a fondo para disgustarse. Veo que muchos lo han hecho. Yo esta vez elijo pasarlo bien. Voy a ponerme un fedora y un látigo con GPS para rastrear la daga de Angélica de Alquézar, que tiene propiedades milagrosas. Y salen rubias despampanantes.

1 comentario:

JR dijo...

jope Rogorn que critica tan buena.
Estoy de acuerdo con casi todo lo que dices.
A mi me faltó un poco de más humor pero por lo demás genial.
Deseando estoy que la pongan en algun cine de verano para verla como debe verse.