jueves, 18 de junio de 2009

Historia alternativa

Historia alternativa
Varios autores

Esta es una recopilación de cinco relatos ucrónicos. La ucronía es un tipo de ciencia ficción en el que se presenta cómo podría haber sido el mundo si un hecho determinado del pasado hubiera resultado diferente. Por ejemplo, si Hitler hubiera ganado la II Guerra Mundial, o, como sugiere la portada del libro, si la Unión Soviética hubiera llegado primero a la luna. Por cierto, que es extraño que se use esta ilustración, ya que ninguno de los relatos contenidos dentro trata ese tema. Seguramente es muy útil para resumirle al lector visualmente el tipo de ficción que quiere presentar, pero no se corresponde con lo que hay dentro.

Y ése es el principal problema de este libro, que prometiendo, de alguna forma, una exploración de líneas temporales alternativas, luego no acaba de hacerlo, o lo hace de forma muy limitada. De hecho, al final del volumen se incluyen cinco artículos cortos, uno por relato, donde se analiza cada uno, y a todos ellos se les ponen importantes objeciones. Incluso, en dos casos, se llega a decir que no son ucronías estrictamente hablando. De todas formas, es un libro que se puede disfrutar, pero sabiendo un poco mejor qué contiene, porque si no, puede desilusionar un tanto.

El primer relato, 'En las tierras del fondo', de Harry Turtledove, uno de los escritores principales de este subgénero, toma su ¿qué hubiera pasado si...? de que el Mar Mediterráneo nunca llegó a formarse como tal. El estrecho de Gibraltar es parte de una barrera montañosa, y las tierras bajas entre Cádiz y Turquía sólo dan lugar a lagos salados sin salida a un océano. Lo que pasa aquí es que entonces este relato cambia no una parte de la realidad, sino toda. El cambio sugerido ocurrió hace millones de años, hace tanto tiempo que es tan radical que nada es reconocible hoy. En este sentido, sería una ucronía total, sin ningún agarradero familiar para el lector de esta línea temporal nuestra más que el comportamiento de los seres humanos que aparecen en ella. Y ahí es donde está la sorpresa, con sus Cabezas Altas y sus Cejas Fuertes. El relato se centra en una excursión de un grupo de turistas por un parque natural que acabará en una conspiración política.

El segundo, 'El efecto Ashbazu', de John McDaid, se plantea qué habría pasado si la imprenta se hubiera inventado hace 5000, no 500 años, en tiempos de Sumeria. ¿Habría impedido esto su derrota a manos de Acadia, por tanto la civilización occidental habría sido distinta? Este relato es muy breve, y en realidad no se explora la situación política, sino la pequeña historia personal de un escriba que se ve abrumado por el citado adelanto tecnológico, y con su oficio cada vez más obsoleto se encuentra obligado a moverse con los tiempos, que adelantan que es una barbaridad.

El tercero, '0 uno' (léase 'cero uno'), de Chris Roberson, nos presenta a una China que es dueña y señora de las tres cuartas partes del mundo cuando en las lejanas Tierras Sojuzgadas de la Gran Bretaña empiezan a inventarse las primeras máquinas capaces de hacer cálculos complicados sin más intervención humana que introducir los datos. Tsui, jefe de la Casa Imperial del Cálculo y el ábaco más rápido a este lado del Río Amarillo, se ve también enfrentado a un adelanto tecnológico que podría cambiar la vida de todos.

El cuarto, 'Los misteriosos Iowans', de Paul Di Filippo, es más un juego metaliterario en el cual aparecen como reales personajes de Julio Verne en un 1898 tecnológicamente más avanzado que lo era el nuestro, donde por ejemplo ya hay trenes aerodinámicos. ¿Qué ha tenido que ver con estos adelantos el capitán Nemo? Eso es lo que intenta averiguar el periodista Bingham Wheatstone en la Isla Lincoln, una especie de ciudad-estado antes llamado Iowa.

Y por fin el quinto, llamado 'Año Dracula 1981', de Kim Newman, tiene como propuesta el hecho de que Dracula existió realmente, que hizo el viaje a Londres que se describe en el libro de Bram Stoker, pero que en vez de su derrota a manos de van Helsing, llegó a casarse con la reina Victoria y legalizó el vampirismo en los territorios de su Graciosa Majestad. Para 1981 Dracula murió, ya no existe, pero sí que los vampiros han 'salido del ataúd' en todo el mundo y conviven con los humanos. El relato se centra en una película que un anciano Orson Welles quiere hacer sobre el conde (que, recordemos, en este mundo es un personaje real, no de ficción), a la vez que una vampira de 500 años investiga una serie de muertes en Hollywood. Como puede verse, si esto es ucronía, entonces cada historia de vampiros que en el mundo ha sido puede serlo también. De todas formas, en este relato es interesante y muy original (y muy ucrónico) la carrera alternativa que se le hace tener a gente como el propio Welles o Francis Ford Coppola, que en 1979 'rodó' una versión anterior de Dracula con Marlon Brando, en medio de la dictadura rumana de Ceaucescu (juas), y el proyecto 'actual' de Welles en 1981 incluye a sí mismo como van Helsing, Jack Nicholson como Harker, Susan Sarandon como Lucy o Anjelica Huston y una jovencísima Kathleen Turner como novias de Dracula. Dan ganas de verla y todo.

En resumen, las historias en sí de este libro se pueden disfrutar, sobre todo para los amantes de los relatos cortos con gotas de contenido fantástico, pero quizá la edición no está bien dirigida, empezando por una portada engañosa y cuyo título, en marrón oscuro sobre negro, no puede ni leerse. El subgénero de la ucronía tiene su interés y está en cierto auge, y es de esperar que futuros proyectos (hay varios sobre una victoria republicana en la Guerra Civil) resulten mejor expuestos.

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