viernes, 14 de agosto de 2009

Una historia de la guerra civil que no va a gustar a nadie

Una historia de la guerra civil que no va a gustar a nadie
Juan Eslava Galán
(Planeta, 2005)

"En la taberna de El Gorrión, a la sombra de la catedral de Jaén, Arturo Pérez-Reverte, Fito de Cózar y yo tomábamos vino añejo y queso con rosquillas.
-¿En qué andas metido ahora? –me preguntó Arturo.
-Todavía no tiene título. Es una historia de la guerra civil que no va a gustar a nadie.
-Ése es el título –dijo Arturo.
Gracias, maestro."

Así empieza este notable libro que es una gozada leer. Sabiendo que ya hay miles y miles de títulos que se ocupan de la Guerra Civil de la manera más pormenorizada posible, Eslava hace un repaso en unas 350 páginas mezclando la foto panorámica con el retrato desde cerca, a menudo de quienes eran meros peones en un tablero con 25 millones de piezas en el que durante tres años los de un bando cazaron a los del otro sin piedad. Pérez-Reverte empieza su prólogo diciendo: "El viejo Goya lo pintó mejor que nadie: dos gañanes enterrados hasta las corvas, matándose a garrotazos. La sombra de Caín es alargada, en España. Lo fue siempre, y la guerra civil que se narra en este libro es cumplida prueba de ello." Y esa famosa imagen es la elegida para ser la portada del libro, porque resume lo que pasó, a pesar de haber sido pintada un siglo antes. La contraportada termina recomendando: "En fin, abra el libro, lea una página al azar, y decida usted mismo". Vamos a ello, pues:

Página 9, comienzo del libro: "El periodista español Luis Bolín, cabello fino peinado hacia atrás con brillantina, ofrece gentilmente su mano a la estudiante inglesa de Artes Dorothy Watson para ayudarla a subir al avión. Al tiempo que la aúpa, tasa, con ojo perito, los encantos de la joven. La falda sport de la británica enfunda un trasero de, al menos, ocho palmos de latitud. Imagina Bolín los pechos valentones y grávidos que se adivinan tras la blusa marinera.
-Parece que empezamos con buen pie -murmura como para sí mientras se acomoda en su asiento.
-¿Decía? -pregunta el piloto.
-No, nada, que ya podemos despegar.
El avión, un biplano Dragón Rapide (...) despega del aeropuerto de Croydon, cercano a Londres."

Página 40: "En Oviedo, el comandante Aranda, un gordito de aspecto insignificante, se finge leal a la República y persuade a los mineros concentrados en la capital para que se embarquen en un tren que saldrá inmediatamente en ayuda de Madrid. Cuando el tren traspone, arroja la careta bonachona y se une a la rebelión militar."

Página 55: "En los primeros meses de la guerra, muchos españoles intentan pasarse al otro bando para alinearse junto a los suyos o, simplemente, para salvar la vida. En los lugares limítrofes entre las dos zonas, donde se produce un intenso trasiego de 'pasados', los sospechosos se sienten vigilados. En Porcuna [Jaén], una pintada sobre el bardal de la última corraliza del pueblo advierte: "Se pone en conocimiento del público en general que todo el que cague a más de 50 metros de esta tapia será considerado faccioso." O sea, sospechoso de retirarse excesivamente del pueblo porque pretende pasarse al enemigo."

Página 80: "García Lorca, cuando comprende que lo van a matar, ensaya un inútil gesto conciliatorio: "No me matéis, que creo en la Virgen." La muerte del poeta desencadena una campaña de desprestigio y denuncia contra los rebeldes.

Página 93: "Desde el comienzo de la guerra, los enviados de Franco reclutan mercenarios moros (...). El salario, doscientas pesetas al mes, una garrafa de aceite y un pan diario, les parece un pastón. Los mercenarios moros provienen de una belicosa cultura tribal en la que los hombres se educan para la guerra. Están acostumbrados a la vida dura y a las penalidades. Por otra parte, los estimula la codicia del botín y el gustazo de matar españoles, los jodidos coloniales que hace pocos años mataron al tío Ahmed, arrasaron la aldea, bombardearon el valle con gas mostaza y desde entonces no han vuelto a crecer las lechugas."

Y así sucesivamente. El libro está narrado en presente, como puede verse en las citas anteriores, no se entretiene más de una página o dos en un episodio concreto y conduce al lector volando desde julio del 36 a abril del 39. A pesar de que lo que más se le queda al lector en la mente son estas pequeñas historias, (como las de los vales "por seis porvos con la Lola", la tortilla de patatas sin huevos ni patatas, o de cómo uno era facha o no por llevar o no sombrero), muchas de las cuales sin duda han sido recogidas de viva voz por el autor, se pueden seguir los principales hechos de la guerra perfectamente. Está el Dragón Rapide, están las muertes de Sanjurjo y José Antonio, la matanza de Badajoz, el alcázar de Toledo, el sitio de Madrid, los tanques soviéticos y nazis, la columna Durruti, Guernica, Brunete, Belchite, Teruel, el Ebro, la ofensiva de Cataluña... Pérez-Reverte resume el estilo en el prólogo escribiendo: "Lo consigue con amenidad y con una extraordinaria, abundante y rigurosa documentación que -ésa es quizá su principal virtud- ni siquiera se nota. Juan lo ha escrito a su manera, como suele. Como quien no quiere la cosa. Sin darle importancia y casi sin pretenderlo. Y por supuesto, sin buenos ni malos. Las dos Españas mamaron la misma leche."

Es, en suma, un libro de los que hacen afición. Si sólo va usted a leer un libro sobre la Guerra Civil en su vida (que no debiera), lea éste.

8 comentarios:

Sianeta dijo...

Fantástico, Ro. Una novela imprescindible. Eslava es un autor imprescindible, de hecho!

Agus dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Rogorn dijo...

Aclaro que no es una novela. Eslava sí tiene novelas ambientadas en la guerra civil, pero la palabra 'historia' en el título de este libro en concreto se refiere a Historia la ciencia, no a 'cuento, relato o novela'. Todo lo que cuenta sucedió, y aunque no pretenda ser un tratado erudito de Historia, no es una obra de ficción.

Sianeta dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Obra. Quería decir obra, no novela. No es ficción, no. Es historia, como si te la contara un buen profesor. Que me he colado antes al decir novela.

(siana)

Agus dijo...

Hace tiempo que leí este libro, y en contra de su título, me gustó profundamente. Creo que aborda el episodio de la Guerra Civil Española de una manera bastante objetiva, sin mostrar favoritismo por ninguno de los bandos, reflejando la guerra tal como es: crueldad y barbarie por ambas partes. Una vez que se destapa la caja de los odios, ya no hay buenos ni malos, sino que los más bajos instintos del ser humanos salen a campar libremente. La guerra es la fiesta en la que todos los demonios que es capaz de abrigar el corazón de los hombres, bailan alegremente, no dejando ninguna de sus perversidades sin airearse.

Creo que es un libro digno de formar parte de los planes de formación. Pero como no adoctrina, me imagino que no interesará que se integre en ningún sistema educativo vigente. Hoy en día, más que nunca, lo que se demanda es la Historia partidista, sesgada y falseada, con lo cual, cualquier atisbo de realidad, en cuanto a lo que sucedió, repele profundamente. No me extrañaría que este libro de Juan Eslava Galán, acabase siendo quemado en una hoguera pública jaleada por políticos y seguidores oportunistas y analfabetos ambos, o encerrada bajo siete llaves en un convento con sus hojas envenenadas, como en El Nombre de la Rosa, que al leerlo provocase la muerte.

MacVamp dijo...

Off topic: Querido, pasa por mi blog el póximo lunes. Voy a publicar una entrada que estoy segura que te gustará ;-)

(Te aviso con anticipación porque estaré fuera de Valencia todo el fin de semana.)

Besazos.

Rogorn dijo...

Oído cocina. Supongo que será la reseña de 'La reina del sur' que nos debes. Y si no, pues te lo recuerdo soslayadamente, jeje.

Agus: En el libro a Eslava sí que se le nota alguna simpatía, si no por un bando en general (que yo creo que también), sí a favor o en contra de algún personaje determinado.

¿Se demanda historia partidista? No sé si es para tanto, sobre todo en siglos pasados. Si al menos fuera partidista, pero se aprendiera...