jueves, 5 de mayo de 2011

El voto alternativo

No sé si el tema este se ha publicado mucho en España, pero hoy en el Reino Unido hay unas elecciones locales a las que se añade un referéndum sobre cambiar el sistema del voto a partir de las próximas elecciones. El sistema actual, llamado "first past the post" (el primero que pase el poste, o el primero que llegue a la meta) significa que quien más votos tenga en una circunscripción, sea por la mayoría que sea, se lleva el escaño. Como toda la vida. Como Eurovisión, por ejemplo. La propuesta nueva, llamada "alternative vote" (AV), significa que cada votante, al entregar su papeleta, ha de indicar en qué orden prefiere a los candidatos en ella. Por ejemplo: primero el laborista, segundo el liberal-demócrata, tercero el ecologista, cuarto el conservador, y así hasta el número de candidatos que su papeleta tenga. Si al contar las primeras preferencias de cada papeleta el candidato más votado no consigue mayoría absoluta en la circunscripción, se cogen las papeletas del partido menos votado, se eliminan las primeras preferencias y se añaden las segundas preferencias a los otros partidos. Se vuelve a contar, y si ahora hay un candidato con mayoría absoluta, gana, y si no, se elimina al siguiente partido menos votado y se vuelven a redistribuir sus papeletas usando las segundas preferencias, así hasta que haya un candidato con mayoría absoluta o sólo dos candidatos.

Al principio parece complicado, pero en realidad lo único que hace este sistema AV es tener en cuenta que los votantes pueden tener una segunda opinión sobre quién quiere que gane el escaño. Por ejemplo, si tu preferido es un candidato independiente, pero ese no puede ganar, posiblemente tengas una preferencia sobre a quién prefieras después de él (PSOE, PP, IU, otro independiente, otro partido, etc). ¿Por qué, pues no tener en cuenta esa segunda preferencia cuando tu primera opción sea eliminada? Esta propuesta ayuda a tener en cuenta la opinión del electorado más que menos. Y quien no quiera andarse con estos líos, siempre puede marcar sólo un candidato y no participar en las rondas siguientes a que sea eliminado, si lo es. Hay quien lo ha explicado comparándolo con ir a la compra. Si vas a por birras, o detergente, y no tienen la marca que quieres, seguramente te lleves otra, la segunda que más prefieras o la que te ofrezca otras cosas, como mejor precio o más producto por el mismo dinero. Puede quedar chusco, pero lo ilustra bien.

Lo curioso (o no tanto) es que el debate sobre este sistema, como seguramente ocurriría en España, no se está centrando en si ayuda o no a reflejar mejor la opinión democrática del electorado, sino a qué partidos ayudaría o perjudicaría, y los defensores y detractores de la propuesta se acaban alineando de esa forma ventajista. Así, el AV es apoyado por los partidos pequeños, sobre todo el liberal-demócrata, el tercero más votado del país, que, al igual que Izquierda Unida en España, saca menos rendimiento de sus votos a nivel nacional del que podría con otro sistema. Les gusta el AV no sólo porque les proporcionaría más escaños, sino porque en los lugares donde sea eliminado ante los dos grandes, sus segundas preferencias pueden decantar la balanza en el recuento final hacia el lado mejor para sus partidarios, o al menos el menos malo.

Por contra, los partidos grandes prefieren el sistema actual, que favorece el bipartidismo. Los partidos nacionales que esparzan sus votos mucho pagan tan caros sus escaños que nunca consiguen demasiados, y los partidos locales, aunque arrasen en una determinada región, nunca llegarán a gran cosa a nivel nacional.

¿Y por qué se vota esto ahora en el Reino Unido? Pues porque en las pasadas elecciones generales ocurrió algo muy inusual: que no hubo una mayoría absoluta. El partido más votado fue el conservador, el segundo el laborista y el tercero el liberal-demócrata, que quedaba con votos suficientes para dar la llave del gobierno a cualquiera de los dos primeros. ¿A quién dársela, a los ideológicamente más próximos laboristas, que venían de perder la mayoría y gran cantidad de votos, escaños y popularidad, o al enemigo jurado, la derecha conservadora, que había ganado las elecciones? Al final se la dieron a los segundos, poniendo como condición, entre otras, que se celebrara este referéndum. Y aquí está. Y lo van a perder.

Veremos cómo va hoy la votación, pero los sondeos dicen que no habrá AV. Y una de las razones principales, al parecer, es que los británicos consideran que las coaliciones de gobierno son malas de por sí. O sea, no es que sean una posibilidad entre otras, es que si ocurren es algo intrínsecamente malo, como una sequía o una inundación. Les debe de parecer que es como jugar una final de copa y si alguien no gana por goleada, darle el trofeo a seis jugadores de un equipo y cinco de otro. Siempre que hay elecciones, se ve como un enfrentamiento sobre todo entre dos propuestas, donde a veces se cuela un tercero, pero donde quien gana, obviamente en buena lid, estilo 'Carros de fuego', se queda con el premio entero, y el otro aplaude, asiste a las ceremonias y se va a entrenar abnegadamente a la playa hasta que lleguen los próximos Juegos. Incluso el parlamento está colocado de manera que la mitad de los bancos queda enfrente de la otra mitad, en lugar de ese hemiciclo más supuestamente igualitario-coleguil.

O sea, que esos enjuagues de que gobiernen dos partidos juntos no les van, cuando son moneda común en otros países. Es más, en otros lugares lo extraño es que haya mayorías absolutas que permitan gobernar a un partido sin necesitar ningún tipo de apoyo parlamentario. Así, en los últimos meses, los británicos no saben muy bien qué pensar de un gobierno azul-dorado, 70% conservador, 30% liberal-demócrata, que está intentando ser conservador en lo fiscal y progresista en lo social, remando a veces en dos direcciones opuestas, falto de costumbre de hablar con el enemigo, en vez de ignorarlo cuatro años a la hora del té.

Y como el AV se cree que favorecería que hubiera más coaliciones en el futuro, seguramente será derrotado en el referéndum. Curiosa manera de verlo, bondad graciosa. Luego a ver quién se queja de que no hay suficientes opciones democráticas y que los aparatos de los partidos se comen toda iniciativa.

¿Y qué pasaría en España con algo como esto? Pues a saber.

2 comentarios:

Rogorn dijo...

Bueno, pues el resultado ha sido que el AV ha sido derrotado en referéndum por 68% a 32%. Votó más gente de la que se esperaba, y seguramente casi toda era gente de los partidos grandes, especialmente los conservadores, que vieron las orejas al lobo (el lobo de que si se cambiaba el sistema de gobierno jamás volverían a tener una mayoría absoluta), y se han asegurado de que se mantendrá el status quo. En las próximas elecciones, los lib-dems perderán muchos votos (ya les ha ocurrido esta vez) y aumentará el bipartidismo. Sólo volverán a sacar la cabeza cuando haya un sentimiento de rechazo a ambos partidos mayoritarios, que fue lo que sucedió el año pasado.

La gente, de verdad, tiene lo que se merece. Para una vez que te dejan cambiar algo, más de dos tercios votan que mejor que no. Pues nada.

Remolina dijo...

Es lo de siempre. Yo a veces creo que somos borregos y no sé ni para qué nos dejan votar. Total, para que salga elegido "El Patillas". Sí, tenemos lo que nos merecemos, justamente.

¿Todo para el pueblo pero sin el pueblo? Puff, yo a veces me lo planteo.