lunes, 30 de junio de 2008

Europa es España. Otra vez.


Supongo que los blogs de los españolitos por todas partes se estarán llenando de entradas sobre la Eurocopa, así que venga, vamos a ello.

Supongo también que una reflexión muy repetida será que las hipotecas, el paro, la crisis energética y otros problemas de la vida cotidiana no se van a solucionar por mucha ración extra de opio del pueblo que nos tomemos. Pero que nos quiten lo regateao. A ver qué otra cosa consigue que el 25 por ciento del país, como poco, se ponga a hacer todos la misma cosa a la vez. Menos, cuando las cosas van mal, y más cuando van bien, como pasa siempre.

Pero por alguna razón, el fútbol, siendo el deporte que últimamente ha dado menos alegrías, no ha pasado al olvido del 'no podemos', mientras que las continuas victorias en hockey sobre patines o waterpolo, por ejemplo, consiguen unos pocos segundos de atención con mucho esfuerzo. Será injusto o no, pero es que esto es como enamorarse. Te gusta la que te gusta, y aunque los de baloncesto, los de balonmano, los de atletismo, los de ciclismo, los de motos y coches y hasta los de petanca han salido más guapas y salerosas, tú te quedas con la tuya, y tras tanto tiempo de fidelidad te da esta alegría. Ya se te volverá a ir el ojo detrás de las otras, pero lo vuestro es para toda la vida.

Fuera de lirismos, esta selección española de fútbol, que va a quedar en los libros de historia ya simplemente por haber ganado, merece estudiarse por méritos propios. Luis Aragonés, más sabio que nunca tras haber visto generación tras generación de supuestas superestrellas estrellarse, se dio cuenta de que tenemos gente brillante como Raúl, Vicente o Joaquín, gente para lanzarse al juego de extremo rápido y cazador de área, pero también se dio cuenta de que aún más brillantes eran los Cuatros de España.

Barcelona, 1991. Johan Cruyff es el entrenador del Barça. Todo el que siguiera el fútbol de aquélla, y no sólo en España, recuerda aquel Dream Team. Y lo recuerda tanto por la brillantez excelsa de Laudrup, Stoichkov, Romário, Koeman o Begiristain como por la reinvención del medio-centro, encarnada en Josep Guardiola. Al principio el Noi de Santpedor era jaleado por ser producto de la cantera entre las estrellas extranjeras. Luego, cuando se hizo conocido, la gente decía que no era para tanto, que lo único que hacía era recibirla de la derecha y darla a la izquierda, o viceversa. Pase corto y seguro. Defender defendían los de detrás y atacar atacaban los de delante. Y tú ahí de funcionario sellando los papeles entre unos y otros sin responsabilidades ni culpas más que cuando perdías un envío. Pues Cruyff consideraba ese puesto importantísimo. Tanto que puso a todos los equipos inferiores del Barça a jugar de igual forma que el Primera. Y Cruyff, que era del tipo de controlador obsesivo que hasta le decía al conductor del autobús del equipo por dónde ir, incluso hacía que los chavales llevaran los mismos dorsales en los mismos puestos que el primer equipo. De esa forma, cuando alguien se lesionaba o faltaba, sólo tenía que decir: 'Que me suban el 6 más cercano'. O el 8, o el 11... O el 4.

Si se le pregunta a cualquiera que sepa cuál es el mejor equipo de fútbol de la historia, entre las primeras respuestas, si no la primera, estará el Brasil de 1970. Fijaos qué buenos serían que eran hasta mejores que esta España del 2008. Lo juro. Pues el secreto de aquel Brasil fue un seleccionador que simplemente cogió a los mejores que tenía en país y los puso a jugar juntos. Pero si todos juegan de 10. Y en un equipo sólo hay un 10. ¿Cómo vas a hacer eso? Se van a llevar a palos. Nada. A entenderse todos. El truco simple fue captar qué es lo que Brasil hacía mejor que nadie y usarlo a tope. Y Brasil era la mejor en producir dieces, que a su vez tienden a ser los mejores de su equipo, así que por ahí tiraron. El resto es historia.

Aragonés ha hecho algo muy parecido. Ha visto que España produce Cuatros mejor que nadie y ha encontrado una manera de que jueguen todos a la vez. Sólo que en vez de salirle un equipo burocrático y rascabarrigas el resultado ha sido, en su versión vista sin David Villa, un quinteto de centrocampistas capaces de enhebrar una aguja con un balón, todos ellos preparados para regalarle al afortunado delantero (Fernando Torres primero, luego Daniel González Güiza) pase tras pase de gol. En la semifinal contra Rusia y en la final contra Alemania, los defensas contrarios parecían tenistas que estuvieran jugando contra cinco oponentes al otro lado de la red. Si tapaban un hueco, aparecía otro. Si entraban a alguien, el balón rebotaba hacia otro enanito moreno que en vez de ser un ex central tuercebotas tenía una escuadra y cartabón en el pie. Y tal calidad y cantidad de este tipo de jugadores tiene España que alguien que ya era campeón de Europa (de clubes, con el Liverpool, Xabi Alonso) se tenía que quedar fuera, y Mikel Arteta, a quien adoran en el Everton, ha de verlo todo por la tele, porque no cabe. Ese es el tipo de cosas que uno como Luis aprende a ver cuando lleva tanto en esto que ha olvidado más de lo que otros sabrán en su vida. Se había dicho que España no podía pretender ser uno de los grandes sin tener estilo propio. Eso de la Furia Roja quedaba muy aparente, pero hace a uno parecer un toro que torear, y el toro siempre pierde. Esto de ahora puede ser el estilo definitivo. Moderno, estiloso, sin necesidad de justificar las cosas por kilos, centímetros o kilómetros por hora, propio de un país sin miedo que sabe que es el Mejor Lugar Del Mundo Para Vivir. Ojalá este estilo, ese tiqui-taca que empezó como ironía despectiva, haya llegado para quedarse. Es un estilo común, social, necesitado de otros, donde brillan madrileños, catalanes, vascos, canarios, asturianos, andaluces y hasta negros de color importados. Aquí cabe el que sabe y el que vale, sea como sea que llame a su madre por el móvil tras la victoria.

No hay que olvidar la gran labor de la defensa. Al fin y al cabo, muy de vez en cuando, los enanitos pierden la pelota y los lobos contrarios a veces se internan en el bosque, los muy taimados, a ver si se comen a Camisetita Roja. No pasa nada. Ahí está Ramos, que parece Legolas, y Puyol, que parece Gimli, para ahuyentar a los malandrines. Y si no, está el mejor portero del mundo, Iker Casillas, que no se parece a nadie de 'El señor de los anillos', pero que debe de ser bisnieto de Elrond, tiene merengue en vez de sangre, y que entre el Madrid y esto junta ya unas 38 Copas de Europa. O así.

Pero a la historia pasan los del medio palante. Pelé, Cruyff, van Basten, Maradona, Platini (que en el 84 nos quitó las medallas que estaban bajo la barriga de Arconada y ahora nos las dio como presidente del cotarro)... Así que un aplauso para esos Cinco Enanitos. O Mosqueteros. O encamisados de la Roja. O como demonios los llamen. Son dos catalanes, un manchego acatalanado, un canario y uno de las colonias que pasaba por allí. Y con un vasco detrás para echarles una mano si se cansan, ahivapués. Xavi Hernández (nombrado mejor jugador del torneo), Francesc Fàbregas, Andrés Iniesta, David Jiménez Silva, Marcos Senna y Xabier Alonso. Apréndansemelos de memoria. Examen en 2028.

1 comentario:

Sirenita dijo...

Ole ese Rogorn!!!

Vaya pedazo de análisis, muy bien :)

Aunque más que el drean team yo destacaría como el mejor equipo de la historia (aparte de la naranja mecánica) al Milán que tú y yo, y todos sabemos. Será que me tocó por edad....pero a mi me marcó.

(para desgracia de mi hermano juventista hasta la médula je je je je j)

Está España desaforada. Tenemos una vena dramática que es capaz de hundirnos en la miseria y como ahora, desbordar alegría y pasión..esa es la buena, la España mía, la de todos..

Porque fuimos lo que fuimos, somos ahora lo que somos, la releche!!!h...... :) je je je

Feliz día R, hasta cuando dure.....:)