viernes, 28 de noviembre de 2008

Los dioses deben estar locos (1980)

(Comentario de Juan/Costillo)

Pocas películas me han impresionado y divertido tanto como ésta. No es recomendable para los puristas de una fotografía ejemplar, un sonido espectacular o los que busquen actores o directores estrella.

La película se estrenó en 1980. Es una producción australiana, dirigida por Jamie Uys y rodada íntegramente en Botswana. Xixo (un bosquimano de verdad que se llama N!xau es) vive con su tribu en el desierto del Kalahari, uno de los lugares más inhóspitos del planeta. Es un pueblo feliz, alejado de la “civilización”, donde no existe la propiedad privada, los ancianos son venerados por su sabiduría, lo niños son felices aprendiendo a vivir, amar y respetar su entorno, un lugar donde no hay prisas: hay tiempo para cada cosa y cada cosa tiene su tiempo. Son unos “salvajes” que basan la convivencia en el respeto y la risa surge siempre natural. La competitividad está fuera de lugar porque no hace falta competir en nada. Obtienen del desierto todo lo indispensable para vivir... y sólo lo indispensable. Saben agradecer cada regalo de la Naturaleza.

Una avioneta sobrevuela la zona y el piloto tira una botella de coca cola. Es recogida por un miembro de la tribu y recibida con agasajo por todos los bosquimanos. Cada uno va sacando nuevas utilidades a la botella. Habían vivido durante siglos sin botella y, de pronto, ésta se ha vuelto indispensable para todos: pero sólo hay una botella y todos “la necesitan”. Empiezan las disputas por la posesión.

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