lunes, 4 de mayo de 2009

Feo. Gordo. Negro

El mes pasado, en la liga italiana de fútbol, durante el partido Juventus-Inter, los aficionados locales se pusieron a insultar a Mario Balotelli, el delantero de la 'squadra' visitante. Al parecer, tiene una fama de chuleta y vacilón de tal calibre que hay tres grupos anti-Balotelli en Facebook dedicados a darle caña, con un total de 45.000 miembros. Esto sería lo normal, teniendo en cuenta que estamos hablando del llamado 'derby d'Italia', jugado entre dos de los tres principales equipos del país, y el fútbol es asín, de no ser por lo que le llamaron: 'Nero di merda', que si mi italiano no me falla, significa 'negro de mierda'. Porque resulta que el tal Balotelli de nacimiento se llamaba Mario Barwuah, y sus padres son ghaneses. Lo de Balotelli, que suena tan itálico, es el apellido de su familia adoptiva en Brescia. Y en efecto, Mario es de raza negra. La federación italiana reaccionó castigando a la Juve, el equipo más popular del país, la Vecchia Signora, la Fidanzata d'Italia, 27 veces campeón de liga y 2 de Europa, con una multa y el castigo de jugar el siguiente partido a puerta cerrada. Todo por considerar que no se había hecho lo suficiente para parar los insultos. Yo me pregunto qué podría haber hecho la dirección del club en pleno derby que enfrentaba al segundo contra el primero de la clasificación, pero bueno. Decirlo por los altavoces hubiera sido aún peor.

El caso es que todo esto no habría pasado con ningún otro insulto. En la liga española, por ejemplo, llamar a un árbitro 'hijo de puta', que es de lo más gordo, entre lo estándar, que se le puede llamar a alguien, puede conllevar a una tarjeta roja y poco más, ya que sólo se considera 'menosprecio', y en el manual disciplinario no llega a falta grave. Y si se considera que quien llama eso a alguien no tiene por qué estar asegurando de verdad que cree que la madre del insultado comercia con su cuerpo, tampoco se debe pensar que quien use el otro insulto considera que el color de la piel de una persona tiene que ver con el color de sus heces.

No es la primera vez que se ve una gran hipersensibilidad sobre este tema, que provoca que cualquier referencia denigrante a la raza de una persona da lugar una reacción mucho peor de la que hubiera provocado cualquier otra más grave de otro tipo. Hace unos años, el entonces seleccionador español de fútbol, Luis Aragonés, fue pillado por una cámara lejana durante un entrenamiento intentando motivar al sevillano José Antonio Reyes diciéndole que él era mucho mejor que 'ese negro de mierda' de Thierry Henry, su compañero de equipo en el Arsenal de Londres. La prensa francesa e inglesa pidió la cabeza de un seleccionador extranjero y hasta sanciones para la selección española por ese incidente. Si Aragonés hubiera dicho, por ejemplo, 'gabacho de mierda', o incluso 'fils de la grande putain' en su acento de Hortaleza, nadie hubiera dicho ni Pamplona. Seguro.

Volviendo al affaire Balotelli, hubo dos personas que reaccionaron diciendo que lo ocurrido no les parecía racista. Y lo curioso es quiénes fueron esos dos: José Mourinho, el entrenador portugués de Balotelli en el Inter, y Clarence Seedorf, el internacional holandés nacido en Surinam, de piel aún más negra que la de un ghanés, si cabe, y que juega en el enemigo jurado del Inter, el Milan. O sea, que ni el jefe de Balotelli ni un compañero de raza le apoyaron. El primero dijo que era un asunto infantil e ignorante, pero no racista, y que se habían metido con él por su habilidad. El segundo dijo que no es más de lo que otros jugadores, tanto blancos como negros, tienen que aguantar cuando les mentan a la madre desde las gradas o incluso desde el campo. Y ambos, desde mi punto de vista, tienen toda la razón.

Los ultras de la Juve, por su parte, dijeron que habían insultado a Balotelli porque se habían puesto a hacer regates y bicicletas en plan chulo, como burlándose del rival, que iba perdiendo, hasta que Tiago Mendes, un portugués de la Juve, le hizo un entradón que fue castigado con tarjeta roja. Y que sólo le habían insultado a él, y no a otros jugadores negros del Inter, como el francés Patrick Vieira o el ghanés Sulley Muntari. En el partido siguiente, contra la Lazio, los ultras juventinos sacaron una pancarta en la que se decía: 'Seedorf, Davids, Sissoko: campeones de verdad, ídolos de verdad'. Sissoko juega en la Juve, Davids jugó, Seedorf nunca lo ha hecho, y los tres son negros.

El tema es que en una situación de gran tensión, lo que se busca es alterar al contrario. No voy a comparar al fútbol con la guerra, por ejemplo, pero cuando alguien se cabrea con otra persona, lo que intenta es hacerle daño con sus palabras. Pasa en los patios de los colegios todo el tiempo. Si quieres herirla y es gorda, la llamas gorda. Si quieres hacerle daño y es feo, lo llamas feo. Si quieres cabrear a alguien o expresar tu cabreo y tienen las orejas grandes, los llamas orejotas. Y como alguien se entere de algún detalle personal, como que al objetivo se le murió el padre o que le dejó la novieta, lo usarán sin piedad. O directamente se lo inventan, diciendo que huele mal, por ejemplo.

Vale, ya no somos niños, y no somos hooligans en inmensísima mayoría, así que este tipo de comportamientos no son condonables. Pero eso no significa que no haya que distinguir las cosas. Si hay que hacer campañas, como la de 'Kick racism out of football' que tienen en Inglaterra, que estén bien enfocadas. Si lo que se quiere es eliminar los insultos, debería ser 'kick abuse out of football', y si lo que se quiere es que nadie se sienta excluido de jugar al fútbol por su raza, habría que preguntar por qué no hay un solo jugador de origen indio o pakistaní en la primera división inglesa, con todos los inmigrantes de la zona que hay en el país. Uno de los mejores amigos de Luis Aragonés en sus tiempos de jugador en el Atlético de Madrid era negro, y la Eurocopa la ganó con Marcos Senna de titular en el centro del campo. Un día llamó a alguien que ni siquiera estaba escuchando 'negro de mierda', y no es racista. Otra persona que nunca diga nada del color de nadie pero no deje a su hija salir con un negro sí lo es. Así pues, las cosas, bien claras, y el chocolate, bien oscuro.

2 comentarios:

Lenka dijo...

Se puede decir "negro de mierda" y ser racista o no serlo. Se puede usar como insulto racista (porque el que lo escupe considera que "negro" es un insulto) o se puede usar como insulto simplón, infantil y de escaso ingenio. Sin más.

Lo explicas muy bien, es tan tonto como cuando se le llama gordo al gordo, jirafa al alto, tapón al bajo, esmirriao al flaco, zanahoria al pelirrojo, plato lentejas al de las pecas, orejudo al de las topas de soplillo, cuatro ojos al miope. Cuando somos niños somos el colmo de la simpleza y la crueldad. Y de la tontería, porque, francamente, lo convertimos todo en insulto, incluso lo que no lo es. Llamar gordo al gordo o gafotas al miope es como llamar rubio al rubio. Ya. Soy miope. Menos mal que me lo indicas, no me había dado cuenta. Tontol culo.

Yo en el cole era "la flaca", "la pelos" (menúas greñas a lo Rosario que llevaba), "la cuatro ojos", "mortizia" y también "la rara". Nada especialmente rebuscado, la verdad. Ese tipo de insulto suele ser simple.

Me molesta que gente adulta se agarre a cosas tan imbéciles para insultar, cuando, en este caso concreto, al parecer había de dónde tirar. "Chulo", "creído", "vacilón", hubiesen cumplido con creces. Puestos a insultar, digo. Lo mismo con los árbitros. Llámalo cegato, atontao, vendido, pero deja a su madre en paz, que no tiene culpa de na. Y no creo que tantas madres de árbitros se dediquen al puterío.

No creo que sea tanto un problema de racismo, sino de simpleza por nuestra parte. A mi chaval senegalés, que es un hacha con el fútbol, los paisanos de Vetusta le llamaban "negro". Un día vino apenado, quejándose del racismo de los fulanos. Le dije "no sé si son racistas. Lo mismo sí. Pero igual no. Igual son simples. Porque, cariño, eres negro. Y tú sabes que eso no es algo insultante. A tu compi no le van a gritar blanco de mierda porque es blanco como ellos, es lo habitual. Le llamarán otras cosas, igual peores". Desde ese día, cuando le chillaban "negro" él se miraba las manos y las piernas y ponía cara de susto. Y los mismos paisas que le increpaban, se meaban de risa.

Es por la ola de corrección política que nos invade, Ro. Y porque el fúmbol, al final, tiene mucho de mundo rosa y marujeo también, mal que pese. Y estas broncas pijoteras de patio de colegio venden.

Juan dijo...

Siempre me ha dado la impresión que la ola de buenismo políticamente correcto, al final, lo único que persigue, es que cambien las formas y no el fondo. Hay que gastar muchas energías en desterrar expresiones que, más que racistas, son simplemente intentos de insultos.

Ahora racista es empleado para todo. Si un pueblo entero no quiere que una familia sea acogida en su pequeño municipio, porque acumulan cincuenta juicios penales (deben ser unos angelitos increíbles), automáticamente son tachados de racistas, por el simple hecho que esa familia sea gitana. Por cierto, una de las familias de este pueblo que se opone es gitana, ¿también son ellos racistas?.

Me gustaría saber la reacción de los que tanto claman contra el "racismo" de este pueblo, si les pusieran a esta familia en el piso de enfrente.

Llamemos racista a lo que realmente lo es y dejémonos de chorradas buenistas.

Un abrazo Ro. Enhorabuena por la entrada.