viernes, 12 de junio de 2009

Alatriste, la sombra del héroe

Alatriste, la sombra del héroe
Coordinado por José Belmonte y J.M. López de Abiada

En noviembre de 2007 se celebró en Murcia el congreso internacional 'Alatriste, la sombra del héroe'. En él, durante cinco días se ofrecieron al público 22 ponencias por parte de expertos de varios países, se proyectó la película basada en la saga, seguida de coloquio con el autor y el productor ejecutivo, se expusieron ilustraciones de Joan Mundet, y el propio Pérez-Reverte intervino desde el estrado hasta cuatro veces. Ahora, año y medio después, aparecen esas ponencias recopiladas en este tomo de 520 páginas para disfrute, deleite y hasta hartazgo de alatristeros de todo el mundo.

Durante la presentación del volumen, el coordinador del congreso, José Belmonte ha dicho que el objetivo de la publicación es "que los estudiantes de doctorado dispongan de una amplia bibliografía como base para hacer sus tesis doctorales", pero que también está dirigido "al lector de un cierto nivel que haya leído Alatriste" pues "le abrirá las ventanas a mayor altura". Es una excelente descripción, porque el libro contentará tanto a quien se acerque a él esperando un tomo clásico de actas de un congreso, con todas sus citas, notas, reflexiones y lenguaje académico, como a quien sea simple aficionado a la saga Alatriste y al Siglo de Oro. Entre las 22 ponencias hay temas para todo, desde lo más específico, como los problemas que tuvo la traducción al alemán, hasta lo más general, como el lugar que merece, o debiera merecer Pérez-Reverte en la narrativa española. La ponencia que abre el libro, 'Juan Marsé y Arturo Pérez-Reverte, dos narradores aparte' intenta rectificar la visión de que ambos deben ser vistos como autores "cuyos libros están bien para leer en un tren", y a partir de ahí el resto explora la creación que llevó a Pérez-Reverte a la Academia (él mismo lo dice) desde todos los ángulos imaginables: la cultura barroca, las novelas de capa y espada, el uso de la saga en las escuelas, el lenguaje corporal, los juegos de influencias literarias, etc. Una lista completa de las ponencias, y notas sobre el congreso, puede encontrarse aquí.

¿Cuánto necesita este libro un seguidor de la saga? Pues a quien disfrute las aventuras de Alatriste tal cual, "para leer en el tren" simplemente, sin necesidad de profundizar en nada más, quizá no le parezca imprescindible, pero al igual que ocurre con la edición anotada de la primera novela, que acaba de aparecer ahora también, este volumen es un cofre que abre al lector los tesoros que se puede uno estar perdiendo si sólo lee las novelas de pasada. En la ponencia 'Los juegos de reescritura en 'El oro del rey'', por ejemplo, Marie-Therèse García descubre las continuas referencias a Quevedo, Cervantes o Lope que aparecen en una simple visita a una cárcel seguida de una ejecución. Pérez-Reverte siempre ha sido un autor que lleva a sus lectores a mirar debajo de las alfombras y descubrir de dónde salen sus influencias, y un simple escalón roto en el cadalso de Nicasio Ganzúa está ahí porque en el 'Buscón' de Quevedo, que en el libro presencia la ejecución, también había uno en el cadalso del padre de Pablos. En otra ponencia, 'Personajes singulares de El capitán Alatriste'', de José Luis Martín Nogales, se nos descubre qué personajes reales, amigos o lo contrario de Pérez-Reverte, aparecen escondidos entre los secundarios de las novelas. El portugués Saramago, miembro de la banda con la que Alatriste aborda el Niklaasbergen en 'El oro del rey', es bien conocido, pero quizá no lo sea tanto, especialmente tras el paso de los años, que el valenciano García de Candau que Alatriste mata en duelo-reyerta en Flandes por abusar de Íñigo tiene un apellido extremadamente parecido a Jordi García Candau, director de RTVE cuando Pérez-Reverte dejó el ente diciendo 'que os den morcilla' en 1994.

Y así sucesivamente. Pérez-Reverte contó una vez en su columna de 'El Semanal' (puede leerse entera aquí) que estando en Buenos Aires un día firmando libros, se le acercó una chica que se puso a hablar con él sobre novelas de capa y espada, pasión común de ambos, y que tras la conversación la chica se puso a llorar. "Molesto, pregunté por qué diablos me hacía esa faena. Ella levantó la cara, muy grave y muy seria: “Nunca había podido hablar de todo eso con nadie”, dijo. Y supe que me estaba contando la verdad." Este volumen es algo así: una posibilidad de descubrir reflexiones y estudios sobre Alatriste y sus camaradas que a un apasionado lector nunca se le habían ocurrido. O incluso que sí se le habían ocurrido, pues también se puede encontrar uno con el placer de ver que una idea o conexión que se le había pasado por la cabeza como lector de infantería aparece refrendada en el libro por un catedrático de literatura. Extranjero y todo. Por si fuera poco, también hay sitio para lo sentido en medio de lo razonado. Así, el ilustrador Joan Mundet comenta cómo construía maquetas de barcos para enfocar mejor sus dibujos, Alexis Grohmann habla de 'Alatriste y la aventura de la infancia recuperada', y Juan Carlos Paredes, con su apasionada 'reivindicación filológica y literaria' del 'compromiso ineludible' de Alatriste, provocó que el propio Pérez-Reverte dijera que le estaban entrando ganas de escribir el séptimo Alatriste ya mismo (debiera estar listo hacia finales de 2010 o principios de 2011, por cierto).

El libro termina con una nota de pesadumbre y gravedad alatristesca reflejada en el hecho de que uno de los ponentes, José Perona, amigo personal de Pérez-Reverte, falleció sin verlo impreso. La conversación que ambos mantuvieron en el estrado como uno de los actos del congreso cierra el libro, y es un honor para quien esto escribe haber facilitado esta posibilidad transcribiéndola a partir de grabación en vídeo. Es una pena que no haya quedado espacio para las otras tres otras intervenciones de Pérez-Reverte durante el congreso, pero con 520 páginas de contenido, no creo que nadie se pueda quejar. Y menos que nadie, los ilustres visitantes a esta página, porque como regalo por haber leído todo esto, aquí va el enlace a esas intervenciones, a modo de bonus extra. Termino con unas reflexiones del propio Pérez-Reverte sobre el congreso:

"Me han contado que un director de cine extranjero que estuvo aquí una vez decía: ‘No he oído más que tonterías, no han entendido nada.’ Pues yo no, no es esa mi actitud, al contrario. El texto no es más que papel y tinta que empieza su propia vida cuando sale del autor, y es el lector el que proyecta en él su vida y su mundo, y lo hace real, interactúa con él, lo hace propio. Aunque un lector deteste el libro y al autor, es respetable, porque es una lectura de un libro que está ahí a disposición de cualquiera. Algunas cosas que oía las conocía, o las daba por sentadas, o eran obvias para mí. Otras eran sorpresas o enfoques diferentes que me quedaba ‘anda, pues resulta que lo ven así’. Pero todo eso forma parte del riesgo que todo autor corre cuando un libro suyo se pone a circular. (...) Eso me ha permitido ahondar más en el conocimiento de algo que ya no es mío, y es lo que quería fundamentalmente deciros. Escuchaba con un distanciamiento para mí muy interesante, porque es asistir desde fuera a algo que ya no es tuyo. Oía citar párrafos y diálogos míos del texto y algunos hasta me emocionaban y me conmovían, lo que quiere decir que ya lo puedo ver desde fuera, porque el autor es como un relojero, que miras el reloj y ya no ves la hora sino sólo manecillas y ruedas, porque eres un profesional y ya no ves la hora, sino los mecanismos. (...) Me he sentido emocionalmente afectado por alguna de las frases, oye, este tío lo ha escrito bien, tiene su puntito, o sea. (risas) Para mí es muy útil, porque me devuelve una serie de cosas, como la confianza para hacer el siguiente. Le decía a un amigo antes que es que me están dando ganas de hacer otro Alatriste ya. Pensaba haber hecho otra novela larga intermedia entre el siguiente Alatriste y ahora -el siguiente se llama ‘El puente de los asesinos’ y transcurre en Italia- pero con toda esta movida al final me han puesto caliente, y me apetece sentarme otra vez con Malatesta, Alatriste, y leer, sobre todo leer. Un ‘Alatriste’ significa para mí garantizarme durante año o año y medio lecturas gozosas y felicidad histórica y creativa, volver a zambullirme en Cervantes, Quevedo, y los otros menos grandes que nunca aparecen en las primeras líneas, viajar a lugares, recrear ese mundo y convivir con personajes como Alatriste o Quevedo, a los que quiero mucho. Y eso, esto a lo mejor es la causa de que mi siguiente novela sea, no lo sé, no es un compromiso, el séptimo Alatriste. Y poco más que decir, muchas gracias a todos, etcétera. Queda clausurado el congreso." (aplausos)

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