jueves, 16 de mayo de 2013

Los mitos del 18 de julio


Los mitos del 18 de julio
Varios autores
Crítica, 2013

'Los mitos del 18 de julio' es una recopilación de artículos publicada por nueve historiadores tras un congreso sobre la Guerra Civil que tuvo lugar en El Escorial en julio de 2011. ¿Otro libro sobre la Guerra Civil? Pues sí, eso mismo se empieza preguntando el coordinador, Francisco Sánchez Pérez, en la introducción. Y por lo que parece, en lugar de estar terminándose ya las cosas que se pueden decir sobre el conflicto, estamos en pleno proceso de interpretación, reinterpretación, neointerpretación, o como se lo quiera llamar, muy posiblemente con el ánimo de influir en la opinión pública de hoy en día, en especial a nivel electoral. Si ya son conocidos los intentos de enlazar a la derecha actual como heredera del franquismo, también los hay de culpabilizar a unos políticos de izquierdas de no saber llevar un país y de favorecer el echar masas de gente a la calle, alentando una violencia que la mencionada derecha ve como peligrosa. La Historia se repite (o a veces se quiere hacer ver que se repite).

Para dejarlo claro, los "mitos" que el volumen se propone aclarar son todos ellos mitos creados, transmitidos o manipulados por las derechas, antes, durante y después de la guerra. Casi todos los autores de los artículos reaccionan continuamente contra autores "profranquistas", a menudo citados por su nombre, e incluso a algunos se les llama "de medio pelo". Está claro, pues, que lejos de estarse calmando las aguas en el terreno históriográfico, cada vez se agitan más.

Entrando en esos mitos concreto que trata el libro, éste explora el papel de los civiles en el levantamiento militar, la importancia de la ayuda militar italiana (cerrada, firmada y entregada dos semanas antes del golpe del 18 de julio), la contribución de elementos derechistas luego marginados (como los monárquicos), la existencia o no de ideología religiosa en el golpe, las tensiones nacionalistas como complicación añadida, la existencia o no de un complot soviético para dar un golpe en España antes de que lo dieran los fascistas, la influencia de las reformas legislativas republicanas (sobre todo en el terreno militar, agrario y laboral), la "cultura" de la violencia en ambos bandos, y las mentiras y exageraciones de los golpistas para exasperar a la opinión pública.

La primera conclusión principal es que el golpe no fue solo obra de militares, sino que hubo muchos civiles que aportaron ayuda sustancial, sobre todo en materia de contactos internacionales, financiación y creación de opinión pública. La segunda es que la temprana venta italiana de gran cantidad de material bélico convirtió lo que podía haber sido un simple pronunciamiento de espadón en una guerra abierta. De hecho, se llega a decir que fue la consecución de este equipamiento y no cualquier otra causa, como el asesinato de José Calvo Sotelo, lo que provocó el levantamiento definitivamente. Además, la principal aportación documental del libro son los contratos originales, traducidos del italiano y publicados por primera vez al completo, con fechas y listas exhaustivas del material comprado. En tercer lugar, que no había intención por parte soviética de sustituir el gobierno republicano por una dictadura del proletariado. Es más, hubo comunistas que empezaban a lamentarse de estar ejerciendo de "parteras involuntarias" de dictaduras fascistas que usaban el miedo al peligro rojo para asentarse, como ya había ocurrido en Italia y Alemania.

En cuarto lugar, que en cambio, la derecha sí que preparó un golpe, desestabilizando la convivencia cotidiana al lema oculto de "cuanto peor, mejor" sin cortarse a la hora de mentir y exagerar. En quinto lugar, que "el tema de la defensa de la Iglesia y del catolicismo simplemente no existió en el diseño y ejecución del golpe, y no fue ni un objetivo explícito de los golpistas. No se usó de forma propagandística hasta bastante después y siempre de forma subsidiaria al de la defensa de la nación". En sexto lugar, que los militares golpistas estaban más preocupados por sus carreras, pensiones y status social tras los cambios legislativos hechos por la República en el ejército español que otra cosa, y que esto fue decisivo para sumar adeptos entre oficiales en principio no partidarios. Y en séptimo lugar, que aún hay mucho que revisar en cuanto a las víctimas de ambos bandos antes de la guerra, con pistoleros a sueldo, conventos quemados, intervenciones de la guardia civil y la guardia de asalto y demás, decisiones a veces tomadas por gente con poder sobre otros, y otras veces tomadas por iniciativa individual.

Y por último que el tema de los nacionalismos es aún más complicado y curioso. Por parte derecha, José Calvo Sotelo dijo en un mítin en San Sebastián en noviembre del 35 que prefería "una España roja antes que una España rota". Tres años después, en plena guerra, desde la izquierda Juan Negrín declaró que "antes de consentir campañas nacionalistas que nos lleven a desmembraciones, que de ningún modo admito, cedería el paso a Franco". ¡Gente de ambos bandos prefería ver ganar al otro antes que romper/desmembrar España! ¿Sigue ocurriendo esto ahora? Aún queda mucho por hablar. Desde luego, quien nos entienda que nos compre.

1 comentario:

Aik dijo...

"Quien nos entienda que nos compre".
Si al menos nos entendiéramos a nosotros mismos...
Buena entrada Rogorn. Como siempre.
Y gracias.