La Guerra Civil contada a los jóvenes
Arturo Pérez-Reverte
Alfaguara, 2015
Arturo Pérez-Reverte es un autor de varias facetas a la hora de escribir. Estuvo primero el reportero para el diario 'Pueblo', donde lo mismo le tocaba escribir sobre aburridas reuniones diplomáticas de políticos españoles con mandatarios africanos que peligrosas crónicas de guerra al pie del cañón (a veces, literalmente), pasando por reportajes a fondo de varios capítulos de duración publicados en días sucesivos sobre temas como el Islam, Gibraltar, la mujer en Oriente Medio, el Sahara y muchos otros. Después, tras una etapa en radio y televisión, vinieron sus novelas y sus artículos de prensa, que también ofrecen matices entre sí. Están las novelas cortas y concisas como 'La sombra del águila' o 'Un asunto de honor' y las muy largas como 'El asedio' o 'La piel del tambor'. Están las históricas como 'El maestro de esgrima', 'Hombres buenos' o la saga entera de 'Las aventuras del capitán Alatriste', y las ambientadas en un presente un tanto intemporal, que solo el avance de la tecnología deja añejas, como 'La tabla de Flandes' o 'El Club Dumas'. Aparte de ellas, hay cosas muy individuales, como 'Territorio comanche', 'El pintor de batallas' o 'La Reina del Sur'. En cuanto a los artículos, están los de denuncia y cabreo, están las batallitas casi desconocidas recuperadas del pasado, están los de aviso a navegantes que luego se hacen realidad, están las pinceladas de humor, e incluso a veces la ternura ante un justo en Sodoma (o quizá en Gomorra). Incluso su faceta como conferenciante ocasional y articulista invitado es una cara suya muy estimable, con textos tan recomendables como 'La vía europea al best seller', 'El doblón de capitán Ahab' o 'La mochila de Jim Hawkins', entre otros.
Otra faceta que lleva mucho tiempo ahí pero que cada vez adquiere más preponderancia es la de "educador", y lo pongo entre comillas para matizarlo convenientemente a continuación. Conocida es ya la historia de cómo comenzaron 'Las aventuras del capitán Alatriste': tras ver un libro de texto del colegio de su hija Carlota donde el siglo de Oro se despachaba en página y media, Pérez-Reverte decidió escribir una aventura (o varias, a ser posible) protagonizada por espadachines, soldados, nobles y villanos de la época, para atraer la atención de lectores de todas las edades, pero sobre todo jóvenes, hacia esta importante época del pasado español. Anteriormente Pérez-Reverte ya había escrito novelas ambientadas en el siglo XIX (la otra que no hemos mencionado hasta ahora fue su primera de todas, 'El húsar'), pero aquí al afán didáctico fue tan grande que el su hija Carlota firmó como coatura tras ayudarle con la investigación previa, y el narrador de la saga es un niño de inicialmente 12-13 años, como ella lo era. Además en poco tiempo aparecieron ediciones más baratas para los colegios, con sus introducciones especiales, adaptaciones al cómic, fascículos coleccionables en 'El País' luego recopilados en un libro, etcétera. Desde entonces, el gusanillo educativo, o más bien conmemorativo, el gusanillo de picar la curiosidad a otros y que esa persona luego siga su propio camino de descubrimientos, fue en aumento, y el número de sus novelas históricas creció bastante, con 'Cabo Trafalgar' o 'Un día de cólera' entre los que no hemos mencionado ya, e incluso un relato muy corto publicado solo en prensa como fue 'Ojos azules' también salió en libro. También ha organizado exposiciones sobre el 2 de Mayo o barcos famosos. Aparte, el número de sus columnas en 'XL Semanal' dedicadas a episodios históricos también aumentó, y el tema ha llegado incluso a culminar con la serie de artículos 'Una Historia de España' que cuando apareció el libro que ahora nos ocupa iba por su capítulo número LIII, y aún estamos en el siglo XIX.
Valga todo este proemio para recordar de dónde viene Pérez-Reverte a la hora de publicar ahora esta 'Guerra Civil contada a los jóvenes'. Al igual que pasó con Alatriste, el desencadenante también fue un libro escolar, en concreto uno que decía textualmente que Antonio Machado, "pasados unos años se fue a Francia con su familia. Allí vivió hasta su muerte" y que Federico García Lorca "murió, cerca de su pueblo, durante la guerra en España". En realidad, Machado no "se fue con su familia" como quien se va de vacaciones, sino al exilio durante la Guerra Civil, cruzando los Pirineos a pie con un frío extremo, y García Lorca no "murió", sino que lo mataron, y eso sucedió "cerca" de su pueblo y no dentro de él porque lo sacaron de allí y lo fusilaron por sus ideas. Este escamoteo de información, con la justificación de que era un libro de primaria que no quería provocar demasiada inquietud en los alumnos (fue retirado del mercado tras aparecer en las noticias) fue lo que llevó a Pérez-Reverte de nuevo a pensar que hacía falta escribir algo que rememorara todo esto para quien lo necesitara. No lo "celebrara", sino lo recordara.
Lo primero que hay que saber de este libro es qué no es. Primero de todo, no es una novela. Aunque Pérez-Reverte ha escrito novelas por extenso ambientadas en el pasado, este es su primer libro puramente de Historia con H mayúscula. Hay muchos detalles históricos en todas sus novelas ambientadas entre los siglos XVII y XIX, pero nunca había escrito un volumen entero de no ficción. Como mucho, se había acercado bastante en 'Un día de cólera', con su minuciosa reconstrucción casi periodística de los hechos del 2 de mayo de 1808, pero incluso ahí hay diálogo ficticio, "ben trovato", pero no "vero". Aquí es todo Historia, sin ficción.
En segundo lugar, no es un tomazo exhaustivo. Tiene 144 páginas. Muchas de ellas ocupadas con ilustraciones. Y algunos párrafos de esta reseña son más largos que los del libro del que se ocupa. Los capítulos completos duran seis o siete frases en una sola página, para un total de 30 párrafos, más un glosario con una veintena de palabras, una cronología rápida de dos páginas y cuatro mapas cronológicos del conflicto donde el azul se va comiendo al rojo por toda España. Se lee completo en unos minutos. Hay cosas que "faltan", dirán algunos lectores, o que están demasiado resumidas. Así que quien busque algo más completo, primero de todo ya debería haber leído uno o varios libros más sobre el tema, y segundo de todo, hay miles más aún esperando en las estanterías. Además, ciertamente cada autor da más preponderancia a unas cosas sobre otras, pero quien ya se haya leído un Beevor, un Gibson, un Thomas, un Preston o incluso, ya que hablamos de Pérez-Reverte, un Eslava Galán (no menciono más autores españoles, por si acaso) seguramente no encuentre aquí algo que no supiera ya. No está hecho para eso.
En tercer lugar, no es un ajuste de cuentas personal, como los que sí se pueden ver en la columna dominical del autor, 'Patente de Corso'. Tampoco es un guía ideológica, aunque no va a faltar gente que mire con lupa cada palabra para ver si por fin se descubre la prueba irrefutable de si Reverte es rojo o facha. E incluso cada ilustración, que ya ha habido observaciones sobre las diferencias entre el soldado azul de la portada y el rojo. A eso, el propio Reverte puede responder con un par de tuiteos: "Soy de derechas o de izquierdas según el pie que me pisan, y a menudo me pisan los dos", y "Esta mañana, mi muy octogenaria madre estuvo sembrada: "Hijo mío, en el 36 te habría fusilado cualquiera de los dos bandos". Le contesté: "Primero tendrían que cogerme vivo, mamá"." Al igual que hizo en 'Un día de cólera', aquí Pérez-Reverte deja a un lado los adjetivos, dejando solamente hechos confirmados, y que sea cada uno quien le ponga calificativos a lo que lee. Y a quien lo escribió, si eso le motiva.
Y en cuarto lugar, no es un libro para expertos, es un libro para jóvenes. Lo pone el título, así que que nadie se llame a engaño. No significa esto que se considere que ningún joven sería capaz de leerse un libraco de 800 páginas sobre el tema en vez de este, pero sí que a muchos este en concreto les será de utilidad, de la misma manera en que lo puede ser la versión escolar y popular de 'El Quijote' que (en otro gran afán didáctico) el propio Pérez-Reverte adaptó para la RAE el año pasado. Quizá un título mejor, o una descripción mejor, sería 'La Guerra Civil contada a quienes no saben mucho de ella, sea cual sea su edad', pero lógicamente no quedaría muy correcto. No tienen por qué ser jóvenes, o al menos no tan jóvenes como los 12-15 años a quienes en principio va destinada, pero yo creo que la mayoría de nosotros conoce a alguien mayor de esa edad a quien le vendría bien un acercamiento mínimo de este tipo para picarles la curiosidad.
Hace más de 20 años ya Pérez-Reverte dijo que la narrativa no debería tener ningún problema en usar técnicas de otras artes para cautivar a los lectores. Cosas del cine, de la televisión, de los cómics o de la prensa, por ejemplo: "Es necesario utilizar las mismas armas del enemigo, sus trucos y sus trampas; es decir, hay que meter el cine y la televisión en los libros. Ahora se intenta que la gente no vea la televisión para que lea libros, y eso es imposible. Nadie va a desconectar el televisor para coger una novela. Lo que sí podemos intentar es que la gente lea en los ratos en los que no está viendo la televisión. Bajar a la arena y jugar con la memoria audiovisual y sus referentes. Aunque a la larga la guerra la tengan ganada los medios audiovisuales, hay que procurar mantener la batalla con cierta dignidad y por el mayor tiempo posible. No es que para mí sea cuestión de enemigos, sino que la dialéctica está planteada así. Por el contrario, lo que yo defiendo es que la televisión y el cine no sean antitéticos de la literatura, sino complementarios; que el que vea una película quiera luego leer el libro; que no se piense que la televisión y el cine se nutren a sí mismos". Este libro es una muestra de ello, utilizando las poderosas ilustraciones de Fernando Vicente como ayuda visual para retener en la memoria los episodios de la época que se cuentan, e incluso provocar el deseo de investigar más. Hay que recordar, además, que Vicente ya trabajó anteriormente junto a Pérez-Reverte en 'El pequeño hoplita', otra obra revertiana más donde se aunaba entretenimiento con divulgación histórica. De hecho, si aquel libro apareció en una colección llamada 'Mi primer...' (Pérez-Reverte), este otro libro del que hablamos ahora podría ser 'Mi segundo Pérez-Reverte'.
Quien piense que esto no tiene pinta de funcionar, puede escuchar lo que ha dicho el propio Vicente presentando el libro: "A mis hijos de 12 y 15 años no les había contado nada sobre la Guerra Civil. En mi generación se hicieron muchas películas sobre el tema y al final nos cansamos y desconectamos. Y ahora me he dado cuenta de lo poco que sé sobre el tema. Mi madre me la contó a mí, y por eso he querido leerles este libro de Reverte a mis hijos. Y les ha entusiasmado, no dejaban de hacerme preguntas. Y mi madre tuvo que contarles cómo ella acabó viviendo en Francia, separada de sus hermanos". Quien tenga relación con el mundo docente sabrá que un viejo truco para acercar las materias al alumno es el de relacionarlas con su entorno familiar. Quien esto escribe tuvo profesores del colegio que le mandaron preguntar a los abuelos sobre la guerra, a los padres sobre los últimos días del franquismo e incluso una profesora de música que nos pidió grabaciones en audio de familiares nuestros cantándonos canciones populares de su infancia. Cada año que pasa el truco de los abuelos es más difícil de utilizar, porque van quedando menos, y para muchos estudiantes la guerra ya solo fue algo que no pasó a abuelos que aún tienen por casa, sino a bisabuelos a los que nunca conocieron, así que un libro como este tiene, sin ninguna duda, un potencial entre profesores y padres que puede dar mucho de sí, juiciosamente usado. No es nada difícil, pues, que la experiencia de Vicente ocurra en muchas otras casas. Y el propio Pérez-Reverte ha sido testigo de cómo adaptaciones de sus obras a otros medios han atraído miles más de lectores a sus novelas: se han hecho muchas películas de sus libros, se ha hecho una telenovela de 'La Reina del Sur' que por todo lo denostada que fue en España, ha sido un bombazo en Latinoamérica, llevando la historia de Teresa Mendoza a gente que nunca habría sabido de ella, e incluso hay cómics como '¡Viva la Pepa!' o una adaptación de 'La sombra del águila' para ilustrar, literalmente, la experiencia napoleónica desde el lado español, que podría ser muy útil a padres y profesores. Por tierra, mar y aire, todo esfuerzo es útil si consigue el objetivo. Twitter, por ejemplo, está lleno de mensajes a Pérez-Reverte de lectores que le agradecen continuamente haberles contado cosas que no sabían sobre el pasado de España y pidiéndole más. Ese virus surtirá efecto seguro, y eso no es nada que despreciar.
Así pues, un simple hojearlo debería ser suficiente para saber si se quiere comprar o no este libro, sin confundirse por lo que no es. Véase aquí, a modo de cita, los capítulos 9 y 10 al completo:
"Al principio, en su avance militar por Andalucía y Extremadura hacia el norte, las tropas rebeldes tomaron terribles represalias contra la población partidaria del gobierno legítimo de la República. Sindicalistas y miembros de organizaciones políticas fueron las principales víctimas. Uno de los casos más terribles se dio en la ciudad de Badajoz, donde en una despiadada represión fueron asesinadas dos mil personas, incluidas mujeres y menores de edad. Al conocerse esos sucesos, las carreteras se llenaron de refugiados que huían de los sublevados, a cuya cabeza avanzaban los legionarios y las tropas marroquíes que los militares rebeldes habían traído desde el norte de África. En Málaga, columnas de fugitivos con mujeres y niños fueron cruelmente bombardeadas desde el aire y el mar."
"En la zona republicana ocurrieron también innumerables atrocidades. El caos político, la falta de autoridad, el pueblo armado y sin dirigentes eficaces, los presos comunes liberados de las cárceles, los milicianos que aprovechaban el desorden para robar y matar, facilitaron represalias y matanzas de clérigos, falangistas, monárquicos y personas sospechosas de simpatizar con la sublevación. Muchas iglesias y conventos fueron destruidos y se asesinó a seis mil sacerdotes y religiosos. La diferencia con el otro lado era que, mientras en la zona gubernamental esta barbarie era, en buena parte, fruto del desorden y obra de elementos incontrolados, en la zona rebelde los asesinatos eran tolerados y hasta organizados por los mandos militares, a fin de eliminar toda resistencia y amedrentar a la población."
Hace unos años, Pérez-Reverte dijo que lo más bonito que le habían dicho como escritor fue "gracias, porque su libro me llevó a leer otros". Ese es el ánimo con el que está hecho este libro, y con el que es mejor aproximarse a él. Es un medio, no un fin en sí mismo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario