sábado, 1 de marzo de 2008

No es país para viejos (2007)


Cuando a una película o aun actor le dan un Oscar de los gordos, la percepción sobre ellos cambia. Lo que era una carrera de meritorio se ve reanimada hacia adelante y hasta reivindicada hacia atrás. Un director maldito y marginal se convierte en modelo que estudiar. Y una película que sólo unos pocos apreciaban se convierte en algo que ver al menos una vez, aunque sólo sea para poder opinar.

Esto pasa muy claramente con ‘No es país para viejos’. Las respuestas del público se verán afectadas por los premios, e incluso habrá un antes y un después. De no estar muy seguros si es de las buenas de los Coen o no, ahora el debate es sobre si es la mejor de todas (por cierto, yo me quedo con ‘Fargo’ todavía: ya está bien de que en caso de empate siempre salga perdiendo la más cómica de las dos. Y además, el ‘Minnesota nice’ que descubrieron al mundo en esa película es un hallazgo más grande que los ceños taciturnos bajo sombreros tejanos, que ya están muy vistos). Pero vamos a ver qué hay debajo de la hojarasca, premios aparte.

Los Coen son unos cineastas muy peculiares. Para empezar, se los puede llamar ‘cineastas’, porque controlan la película más allá de simplemente dirigirla, producirla, escribirla y montarla, que no es poca cosa (para el que no lo sepa, siempre montan sus películas, y lo de Roderick Jaynes en un pseudónimo por si los premios). Para seguir, tienen un estilo de rodar que hace que les salgan comedias que no son comedias, thrillers que no son thrillers, musicales que no son musicales y hasta se han atrevido a aplicar su peculiar receta a la comedia romántica. Así que al ver una suya hay que saber a lo que se va. Si es que se puede, claro. Porque a veces con ellos el problema tras tantos años es que va uno esperando algo superoriginal, 'una de los Coen marca Coen' y la expectativa es demasiado grande.

Esta vez la noticia era que volvían a una historia con maleta de dinero en mitad de ninguna parte, sólo que con matorrales en vez de nieve. Pero en vez de ser un guión propio era una adaptación. Y de un autor de los considerados ‘inadaptables’, Cormac McCarthy. Y para gran sorpresa, este dúo tan famoso por ir a su bola ha producido una de las adaptaciones más fieles de los últimos tiempos (teniendo en cuenta la compresión de tiempo que siempre se ha de hacer en cine). Aparte, consiguen poder poner en ella varios de sus sellos principales. Uno de ellos es la gran maestría en el tempo. Por ejemplo, la escena del hotel entre Javier Bardem y Josh Brolin es magnífica, y será diseccionada en el futuro muchas veces. Otro es el humor negro. Tommy Lee Jones está en su salsa aquí. Sólo hay que verle para que nos venda sin esfuerzo veteranía cansada y honradez llana y sin heroísmos de caballero andante: se siente perdido ante el mal en estado puro cuyo rastro de cadáveres debe seguir, y cada vez más desesperanzado ante un mundo que no comprende y que le deja atrás (‘no es para viejos’). Otro es el oído para el diálogo. Es muy recomendable escuchar la versión original, primero por la voz de Bardem, que él no dobla en castellano, y segundo por oír a los tejanos arrastrar las palabras y llamar a las señoras ‘ma’am’.

La película tiene dos líneas diferenciadas, y yo siento decirlo, pero la de Jones me parece un estorbo. La parte de Brolin y Bardem es tan absorbente y tensa como thriller que dan ganas de que ese sheriff viejo y cansado se aparte, sobre todo si lo único que hace es llegar tarde a todo, y nos deje ver qué pasa entre los otros dos. Sin embargo, estoy seguro de que en segundos visionados y críticas futuras, la parte de Jones será considerada esencial, y la otra será simplemente para producir adrenalina. El sheriff será la mirada que interpreta los sucesos. La parte moral del asunto, la que le da sentido ante la brutalidad de Anton Chigurh (los americanos ya lo ponen al mismo nivel inolvidable que el Hannibal Lecter de Anthony Hopkins) y lo mentecato pero bravo y tenaz de Josh Brolin, (en quien muchos ven un Nick Nolte renacido), que no hace más que hacer lo que muchos harían y sostenerlo con redaños.

Sobre el final (spoilers), espero que lo de los finales llamados ‘abiertos’ (o también de ‘compóntelas como puedas’) no empiecen a ponerse de moda entre éste, el de ‘Los Soprano’ y otras. A mí, en principio, me parecen una debilidad. Sí, es difícil acabar una historia de forma original y satisfactoria sin parecer que repites otros, pero por eso os pagan los millones, muchachos. Dejar a la gente que escoja lo que más le guste a mí no me cuela.

Pregunta de examen: Los Coen tienen el record compartido de haber sido nominados al Oscar en cuatro categorías diferentes. ¿Quién es la otra persona, además de ellos?

5 comentarios:

Alberich dijo...

Kubrick, Beatty y Kenneth Branagh.
No?

Rogorn dijo...

Pues son todos verdad, pero falta el que yo sabía, jaja. Orson Welles. Gracias, doc.

Alberich dijo...

Se me fue el más grande,jeje

Alberich dijo...

y walt disney cuenta?

Rogorn dijo...

Si lo consideramos persona sí, jaja.

Joé, ahora va a resultar que hay ochocientos de éstos.