jueves, 23 de abril de 2009

Furor barbari!

Furor barbari!
Francisco Gracia Alonso

Cuando se piensa en las legiones romanas, a casi todos les suenan nombres como Teutoburgo (aunque sea sólo por la película ‘Gladiator’), Gergovia, Alesia, Vercingétorix (aunque sea sólo por los cómics de Astérix), Boudica, el muro de Adriano (aunque sólo sea por la música de Enya), o Numancia (aunque sea sólo por las clases del colegio o las quinielas de fútbol). Bien, pues todos ellos forman parte de este libro de historia, como deja bien claro el subtítulo: ‘Celtas y germanos contra Roma (siglos IV aC – I dC)’.

Hay dos facetas de la época romana que suelen provocar sumo interés: una es la vida de la propia ciudad, en particular el tiempo desde Julio César y Cleopatra, pasando por Marco Antonio, hasta Augusto, Tiberio, Calígula, Nerón y Claudio. Fue un tiempo de pasiones desatadas, con esa república que acabó convirtiéndose en asiento de emperadores progresivamente deificados y que ha sido objeto de numerosos libros, películas, series de televisión, novelas históricas y atención dedicada por parte de los propios historiadores romanos. La otra, anterior, posterior y paralela a esta, es la de las batallas que libraba más allá de sus fronteras su prodigiosa máquina militar, que permitía a los ciudadanos de la urbe disfrutar de sus comodidades, de desfiles de triunfo y de coronas de laurel. En estos combates en tierras lejanas, se enfrentaban un ejército tremendamente disciplinado y entrenado, con equipo adecuado y movimientos tácticos perfeccionados a base de práctica constante, contra un grupo de guerreros mezclados con campesinos, a menudo con más bravura que organización, cuyas motivaciones iban desde la mera protección de sus familias ante un conquistador extranjero hasta el deseo de dejar detrás de uno una muerte honrosa y sangrienta.

Uno de los problemas a los que se enfrenta el historiador de este tema es que uno de los bandos no dejó constancia escrita de sus hechos y su forma de interpretarlos, así que, para conocer a los diversos enemigos europeos de Roma, se ha de recurrir a las deducciones a las que puedan llevar los restos arqueológicos que se vayan encontrando, y al testimonio de historiadores romanos que a menudo escribían muchos anos después de los hechos y frecuentemente con algún tipo de sesgo ideológico: en uno de los casos más famosos, tenemos al mismísimo Julio César describiendo sus propias guerras en las Galias.

Este es el complicado terreno que desbrozar, y por aquí es por donde empieza el libro, por describir, hasta donde es posible, a esos pueblos que por turno se oponían a Roma, se rendían a ella, se aliaban con ella, la traicionaban, se traicionaban entre sí, o la derrotaban un año, sólo para caer rendidos al siguiente (o mucho más tarde, como en el caso de Numancia). El autor, Francisco Gracia Alonso, es arqueólogo y profesor de la Universidad de Barcelona, y ha publicado numerosos libros y trabajos sobre diversas excavaciones en las que ha participado o incluso ha dirigido. Es decir, que no escribe sólo desde un despacho calentito y a cubierto, sino que ha estado sobre el terreno ayudando a sacar de las entrañas de esta Hispania nuestra más piezas que ayuden a completar el rompecabezas. Y como somos lo que somos porque fuimos lo que fuimos, no deja de recordarnos que Numancia se ha puesto de rabiosa actualidad tantos siglos más tarde debido a que vuelve a haber gente que quiere arrasar sus restos y hacer olvidar que un pueblo orgulloso resistió allí a un invasor.

El resto del libro va presentando las diversas campañas romanas contra celtíberos, galos germanos y britanos a lo largo de cinco siglos. En ellas encontramos valor, ambición, incompetencia, grandes gestas, crueldad, esclavitud, y días en los que miles de hombres veían amanecer pero no anochecer. Marchas, batallas en campo abierto, cercos, hambre, alianzas, traiciones, bárbaros que cortaban la cabeza a sus enemigos, romanos que cortaban las manos a sus prisioneros, armas de última generación contra espadas que sólo duraban un golpe porque se doblaban y había que enderazarlas con el pie, si te daba tiempo... Todo esto era parte del paisaje en un mundo donde paradójicamente la violencia era una forma de medrar en la vida para ambos bandos, que lo mismo podía reafirmar al jefe de una tribu frente a sus rivales que lanzar la carrera de un cónsul romano. Aunque se ha usado bibliografía en cantidad, el hilo que se sigue es el de los historiadores antiguos, con más de 260 citas de Tito Livio, Polibio, Diodoro Sículo, Julio César, Estrabón, Salustio, Apiano, Plutarco, Floro, Suetonio, Dion Casio, Tácito, y otros.

Presente durante todo el libro, y finalizándolo, viene la interpretación de todo esto. ¿Qué significó Numancia para la futura España, Gergovia para la futura Francia o Teutoburgo para una Alemania que sólo cuajó como nación hace casi nada? Por no mencionar Roma entera para una Italia igualmente joven como nación moderna unida. ¿Cómo se ha explicado o utilizado cada una de estas gestas, y cómo se las ha pasado a ver hoy, a través más de la ficción filmada o de los cómics que de otra forma? Esta parte, desde luego, no es la menos interesante de todas.

En el capítulo negativo, podrían mejorarse un par de cosas en este libro: la primera es el aspecto gráfico, ya que las imágenes que acompañan al texto están todas en banco y negro y en el mismo papel normal, y algunas no se ven muy claramente. Alguna que otra se ve pixelada y falta de resolución, y parece bajada de internet así de cualquier manera. Y la segunda cosa que mejorar, y urgente, es la redacción: algunas frases son demasiado largas, otras llevan extensas citas incrustadas en el medio, muchas tienen sobreabundancia de gerundios, y sobre todo, hay una cantidad de fallos mecanográficos y erratas demasiado grande, entre ellas unas cuantas 'tildes catalanas' en palabras como 'Prúsia', 'notícia' o 'contínuo', que no las llevan en castellano. Este volumen es uno de los primeros en ser publicados por una nueva editorial, Versátil Ediciones, y se ha de desear que basen su éxito, además de en el interés de sus lanzamientos, en la calidad de sus textos, porque, en suma, éste es un libro con mucho, interesante y asombroso que contar.

1 comentario:

Juan dijo...

Interesante libro sin duda.

La historia la solemos conocer a través del prisma de los vencedores pero, en el caso de Roma, es mucho más sangrante: la mayoría de sus contendientes tenían un nivel cultural bajísimo y sólo nos pueden hablar a través de las pocas piedras que se conservan.

Tienes razón que laparte históricaquemásinterés despierta es laque va desde los estertores de la República (con mario, Sila y,sobre todo, Julio César) al nacimiento del imperio, principalmente Augusto, Tiberio, Calígula, Nerón y Claudio. Colleen McCullough tiene seis libros escritos de esta época, deliciosos.

Pero hay otra época de Roma, bastante olvidada que son las guerras púnicas, prácticamente la única vez en que Roma se enfrentó a una potencia militar y cultural similar a ella.

Muchas gracias y enhorabuena.

Un abrazo